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Prólogo

La vulnerabilidad genético-ambiental resume la forma actual de entender todo tipo de enfermedad incluidas las psiquiátricas. Se trata precisamente de mirar a lo nuclear en lo biológico y en la diferenciación individual. De otro lado, decir vulnerabilidad genético-ambiental, al abarcar todo tipo de proceso, al ser un concepto general, podría pensarse que nos alejamos del entendimiento de lo específico en cada enfermedad. Sin embargo, solamente desde esta misma concepción, puede entenderse y resolverse las diferencias entre las distintas enfermedades y los mecanismos que subyacen a cada una de ellas. En los volúmenes anteriores de la serie Avances Neurocientíficos y Realidad Clínica, hemos penetrado en el entendimiento neurocientífico de los procesos mentales patológicos pero en ellos, y en concreto en el prólogo del sexto volumen “El Espectro Bipolar1”, ya apuntábamos que “es lo genético-molecular en interacción plástica con factores ambientales o viceversa, (lo genético sólo existe, sólo es genético, decíamos, en interacción constante molecular, intracelular, intercelular y psicosocial) lo que nos puede colocar en el lugar desde el que podemos comprender toda patológica (psiquiátrica o no) y nos proporciona el fundamento para una conceptualización etiopatogénica de los trastornos mentales y las bases de su tratamiento”.

En el presente volumen (7º de la serie) nos hemos propuesto abordar y adentrarnos en este concepto. La perspectiva genético-ambiental molecular permite entender mejor no solamente la importancia de las cascadas de acontecimientos moleculares transinápticos sino también un acercamiento al entendimiento etiopatogénico de la conducta normal y alterada como resultado de una interacción diferenciada genética y ambientalmente que fundamentan la diversidad de formas de enfermar psiquiátrico. El genotipo individual ejerce una influencia profunda en la respuesta del individuo a las experiencias actuales en combinación con las experiencias previas. Los genes modifican la respuesta de neuronas específicas a estímulos ambientales determinando, en parte, qué experiencias son más relevantes al individuo concreto (por ejemplo, estresantes, excitantes, gratificantes, aversivas) y cuales son ignoradas. Los genes y el ambiente interactúan de manera compleja entrelazada: los genes creando y seleccionando en parte el ambiente al que se expone el individuo en desarrollo, y el ambiente actuando sobre la expresión de los genes (capítulo 2).

El abordaje clínico, como siempre, se complementa con la experimentación animal, necesaria para avanzar en el conocimiento de la regulación de los sistemas neuroquímicos cerebrales, estudiar en detalle los efectos de la administración aguda y crónica de fármacos, la eficacia de las asociaciones farmacológicas y las modificaciones moleculares que producen estos fármacos. La interacción de la investigación clínica con la experimentación animal proporciona el soporte neurobiológico (capítulos 4, 5, 6, 11,12,13). La vulnerabilidad a padecer distintas patologías mentales se origina desde lo genético en interacción con agentes externos durante el neurodesarrollo que puede implicar el sistema inmunológico (capítulo 3 y 4) proporcionando una mayor vulnerabilidad a padecer esquizofrenia (capítulo 4). La vulnerabilidad a padecer esquizofrenia se estudia, además en los capítulos 5 y 6 en modelos animales y en el 7 desde la perspectiva clínica.

Los trastornos de ansiedad como resultado de factores genéticos, fisiológicos y psicosociales, es abordado en el capítulo 9.

Los avances recientes en el entendimiento de la vulnerabilidad genética a los trastornos adictivos se aborda en modelos animales (capítulos 11, 12 y 13) y con estudios clínicos (capítulos 8 y 10). El capítulo 8 estudia la importancia de factores ambientales y familiares en los trastornos de personalidad. Modelos de vulnerabilidad a los trastornos afectivos quedan reflejados en los capítulos 11 y 12, aunque también aparecen datos dispersos a lo largo del libro.

En conjunto, el volumen consigue un equilibrio clínico-experimental con 6 capítulos que abordan el estudio de la vulnerabilidad en modelos animales y 8 capítulos que lo hacen en estudios clínicos.

Con este volumen, nos aproximamos por tanto, a las bases etiopatogénicas de los trastornos mentales que hemos apuntado en volúmenes anteriores. Las consecuencias de estos avances hacen necesario, como venimos insistiendo, desde el primer volumen, introducir un cambio en los programas de formación teórica y práctica de los futuros psiquiatras. Afortunadamente ya existen intentos modestos desde la Comisión Nacional de Psiquiatría, de implementar cambios que atiendan más específicamente a los aspectos investigadores y neurocientíficos de los factores personales individuales, psicosociales y familiares en interacción circular genético-ambiental que fundamenten la Psiquiatría del futuro.

Tomás Palomo
Presidente de la Fundación Cerebro y Mente
Presidente de la Comisión Nacional de Psiquiatría